La historia en la formación del docente
En este apartado seguimos las directrices de Miguel de Guzmán Ozámiz (1936-2004), matemático universal, el último de los pitagóricos. Es célebre su frase:
El juego y la belleza están en el origen de una gran parte de las Matemáticas. Si los matemáticos de todos los tiempos se lo han pasado tan bien jugando y contemplando su juego y su ciencia, ¿por qué no tratar de aprenderla y comunicarla a través del juego y de la belleza?
Un cierto conocimiento de la Historia de la Matemática, debería formar parte imprescindible del bagaje de conocimientos del docente de cualquier nivel, primario, secundario o universitario. Y, en el caso de este último, no sólo con la intención de que lo pueda utilizar como herramienta en su propia enseñanza, sino inicialmente porque la historia le puede proporcionar una visión realmente humana de la ciencia y de la Matemática.
La perspectiva histórica nos aproxima a la Matemática como ciencia humana, no endiosada, y capaz también de corregir sus errores. Nos acerca a las encantadoras idiosincrasias de las personas que han ayudado a impulsarlas a lo largo de muchos siglos, por motivaciones muy diferentes.
Desde el enfoque del conocimiento más profundo de la propia Matemática, la Historia nos proporciona un marco en el que los elementos comparecen en su verdadera perspectiva, lo que redunda en una gran riqueza intelectual para el que enseña. El orden lógico no es obligatoriamente el orden histórico, ni tampoco el orden didáctico coincide con ninguno de los dos. Pero el docente debería saber cómo han sucedido las cosas, para:
- Vislumbrar mejor los problemas de la humanidad, en la elaboración de las ideas Matemáticas, y a través de ello las de sus propios alumnos.
- Comprender mejor la conexión de las ideas, de los motivos y variaciones de la sinfonía matemática.
- Utilizar este conocimiento como guía saludable para su propia formación.
El conocimiento de la Historia de la Matemática suministra una visión dinámica de la evolución de la misma. Tal visión dinámica nos facultaría para muchas tareas interesantes en nuestra labor educativa:
- Posibilidad de extrapolación hacia el futuro.
- Inmersión creativa en los problemas del pasado.
- Comprobación de lo sinuoso de los caminos del descubrimiento, con la percepción de las imprecisiones y confusiones iniciales.
Además, el conocimiento de la Historia de la Matemática y de la biografía de sus creadores más importantes nos hace plenamente conscientes del carácter intensamente histórico, es decir, dependiente del momento y de las circunstancias sociales, ambientales del período, así como de los mutuas y profundas influencias que la cultura en general, las diversas ciencias han ejercido unas sobre otras.
Sería muy útil que las diversas materias que enseñamos se beneficiaran de la visión histórica, y que a todos nuestros estudiantes se les proporcionara, al menos, un breve panorama global del desarrollo histórico de la ciencia que les va a ocupar toda su vida.
Así, podríamos aconsejar:
- La lectura comprensiva de algunos excelentes tratados de historia.
- Acudir, a las fuentes originales, especialmente de los clásicos.
- Analizar biografías de ilustres matemáticos.