José Martel humanista
José Martel Moreno era un coleccionista, reunía en su hogar todo tipo de cosas y utensilios, desde antigüedades, pintura y escultura, a minerales o caracolas de mar y fósiles, pasando por todo tipo de útiles que pudieran despertar alguna curiosidad o interés; esa inquietud por coleccionar no quedaba en un mero almacenamiento de objetos, iba más allá, su gran sentido de la curiosidad y su inquietud por conocer le llevó a convertirse, por ejemplo, en un experto en mineralogía y elementos químicos o en botánica y fauna canaria, en especial en plantas medicinales o a convertirse en algún momento en un hacedor de cerveza casera.
Así, su interés y su pasión no fueron exclusivamente hacia las Ciencias Matemáticas y hacia la Enseñanza y la Escuela. También fue un gran estudioso, conocedor y amante de la botánica y la fauna canaria y de la historia de Canarias; pero fue además, un experto numismático y filatélico, también un entusiasta lector y compositor de poesías, y un curioso y gran amante de la lengua y la literatura española, como puede apreciarse en algunas cartas y correos compartidos entre compañeros de profesión, que se han añadido en el Anexo 5 sobre Correspondencia. Fue por otra parte, un aficionado y conocedor de idiomas, desde el inglés hasta el japonés, pasando por el francés, el italiano, el alemán, el ruso o el árabe.
El profesor Martel mantuvo también una constante admiración hacia la pintura, no solo la realizada por familiares cercanos, sino también por la de artistas canarios en particular y pintores y escultores reconocidos a nivel internacional. Quizá esta pasión le venga por un lado, de la estrecha amistad que mantuvo con el pintor canario Jesús [González] Arencibia, uno de los grandes pintores-muralistas de Canarias, nacido en Tamaraceite, barrio vecino de San Lorenzo y pueblo natal de José Martel, que fue además compañero como Catedrático de Dibujo en la Escuela Normal de Magisterio, compartiendo también los cargos de Jefe de Estudios y de Director de la Escuela
respectivamente.
Durante la época en que Jesús Arencibia y José Martel ejercieron cargos directivos en la Escuela de Magisterio, ambos profesores trabajaron conjuntamente en diversos aspectos pedagógicos, además de los relacionados con la gestión de la Escuela; por ejemplo, de la pintura creada por Arencibia en el año 1972, denominada “Tres hombres tocando el triángulo” se desprende un guiño a la Geometría de José Martel. El cuadro en óleo sobre lienzo, para la exposición “Fuerteventura, isla de Zurbarán” de 1972, de 56 x 62, se muestra a continuación y está incluido además en el Manual Docente de la asignatura Matemáticas y su Didáctica II sobre Geometría y su Didáctica (2011), que utilizan los estudiantes de la titulación de Grado de Maestro en Educación Primaria.
Con numerosas obras y un rico legado por toda la isla de Gran Canaria, sobre todo en su capital, podría existir además cierto paralelismo entre las vidas del pintor y la del profesor, pues ambos trabajaron en aquello por lo que sentían profunda devoción e inquietud, sin que hubiera detrás una aspiración hacia la fama, el reconocimiento o la notoriedad, y ambos han sido o son respectivamente, unos grandes desconocidos y olvidados en Canarias.
Fue también un enamorado de otros tipos de arte, tales como el arte sacro, aunque no por su simbología religiosa, sino por su carácter exclusivamente científico y artístico. De conversaciones mantenidas con quienes le conocían, se desprende que no era una persona de costumbres tradicionales ni conservadoras; al contrario, fue un hombre de ideas liberales y progresistas, siempre indagador de novedades y de avances, como puede apreciarse con su continua actualización hacia las tecnologías.
Destaca y señalamos aquí, entre quienes lo conocimos, su dimensión humana, y la sencillez, gentileza y naturalidad que siempre reflejaba; fue un maestro, un docente excepcional, un hombre de bien, amante de costumbres sanas y dio constantes muestras de gran generosidad y lealtad con todos.